ADVERTENCIA A LAS MUJERES DE JERUSALEN
Isaías 32:9-20 RVR1960
Mujeres indolentes, levantaos, oíd mi voz; hijas confiadas, escuchad mi razón. De aquí a algo más de un año tendréis espanto, oh confiadas; porque la vendimia faltará, y la cosecha no vendrá. Temblad, oh indolentes; turbaos, oh confiadas; despojaos, desnudaos, ceñid los lomos con cilicio. Golpeándose el pecho lamentarán por los campos deleitosos, por la vid fértil. Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos, y aun sobre todas las casas en que hay alegría en la ciudad de alegría. Porque los palacios quedarán desiertos, la multitud de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se volverán cuevas para siempre, donde descansen asnos monteses, y ganados hagan majada; hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea estimado por bosque. Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo fértil morará la justicia. Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones seguras, y en recreos de reposo. Y cuando caiga granizo, caerá en los montes; y la ciudad será del todo abatida. Dichosos vosotros los que sembráis junto a todas las aguas, y dejáis libres al buey y al asno.