sábado, 8 de octubre de 2016

¿Habrá pronto #huracanes Categoría 6?

Se ha pronosticado que los ciclones tropicales como Irene, serán más poderosos desde este año, gracias al cambio climático, pero los investigadores no se ponen de acuerdo en cómo aumentar la intensidad.


NOTA DEL EDITOR (10/07/2016): Como el Huracán Matthew ha barrido la costa sureste de Estados Unidos, algunas revisiones de Scientific American tratan sobre la manera de predecir, rastrear y entender estas tormentas masivas. Este artículo - publicado originalmente el 08/23/2011 - parece que se acerca cada vez más la posibilidad de que nos encontremos con huracanes Categoría 6. Los investigadores de la atmósfera tienden a coincidir que los ciclones tropicales de ferocidad inusual vienen en este siglo, pero el factor extraño es que no hay consenso en cuanto a la escala de 5 puntos usada para clasificar la potencia de estas tormentas anticipadas. Se habla de añadir un sexto nivel en la actual escala Saffir-Simpson, en la cual la intensidad Categoría 5 significa que los máximos vientos sostenidos son mayores de 155 mph (250 kph) por al menos un minuto.

La falta de un límite en los resultados de la escala en todos los ciclones tropicales más intensos cada vez son más frecuentes, pero con un rango mayor de potencia. Ya la Categoría 5 se convierte en una menos descriptiva cuando se incluye a Emily en 2005, el cual alcanzó hasta un pico de vientos sostenidos de 160mph (257.5 kph) y seis horas como Categoría 5. También el huracán Katrina para el mismo año, el cual logró alcanzar vientos máximos sostenidos de 175mph (280 kph) por 18 horas en esta categoría, y en 1980 el huracán Allen, el cual logró alcanzar vientos de hasta 190mph (305 kph) y manteniendo la Categoría 5 por 72 horas.

Y ahora los pronósticos de ferocidad para este siglo añaden otro problema. "Los huracanes severos cada vez se ponen peor. Tratamos de inventar la Categoría 6", dijo David Enfiels, un científico senior de la Universidad de Miami y oceanógrafo formal para la Administración Atmosférica Nacional Oceánica de EEUU (NOAA por sus siglas en inglés).  Este nuevo nivel traerá una nueva reclasificación arbitraria. La data de los satélites globales en los pasados 40 años indican que el potencial de huracanes destuctivos ha aumentado, y que su aumento en intensidad será cada vez más común - especialmente en el Atlántico. Este viene como consecuencia de mares más cálidos o simplemente que la historia se repite a sí misma cada vez más. Los tranquilos '60's, '70's, y '80's terminaron en 1995, el año que trajo a Félix y Opal, entre otros, y resultó en $13 billones de dólares en daños y más de 100 muertes en los Estados Unidos.

LOS PROS Y CONTRAS DE LAS CATEGORÍAS: ¿CINCO O SEIS?

La diferencia en promedio entre las categorías actuales igualan cerca de unas 20mph, osea que una categoría 6 debería aplicar a huracanes con vientos sostenidos sobre los 175mph (280 kph). La velocidad de destrucción de una "categoría 6" hipotética es especulativa, aunque ya han habido huracanes con estos niveles en vientos sostenidos.

Después de todo, investigadores en meteorología y climatología ni tan siquiera buscan los huracanes Categoría 5 en sus libros de record si le piden identificar los ciclones tropicales más potentes en la historia, porque la escala Saffir-Simpson fija un viento máximo sostenido de al menos un minuto y, tomando en cuenta otros componentes a gran escala, trae una inconsistencia en el nivel o grado de devastación. Si se unen todos los componentes tiraría al suelo toda ventana a prueba de huracanes.

"Si pudiera hacerlo, no lo haría con categorías", dijo Bill Read, director del Centro Nacional de Huracanes de la NOAA. "El sistema completo de huracanes creado en los '60's no tenían las variables de daños que hacen los ciclones actuales. No los estábamos midiendo cuidadosamente; no teníamos todas las herramientas".

Inclusive hoy día, instrumentos para medir la velocidad actual de los vientos se destruyen durante tormentas extremas, así que tenemos que hacer estimados basados en imágenes de satélite y otros datos. Las observaciones actuales también pueden ser sospechosas. Podemos mirar hace 14 años atrás cuando un anenómetro de Australia registró el récord de viento sostenido de 253mph (407 kph) durante el ciclón tropical Olivia en 1996. La velocidad de los vientos ha incrementado en los últimos años. Desde el 1990 las medidas de los vientos directos de los aviones caza-huracanes han sido reemplazados por las medidas de presiones barométricas, lo que da una medida aproximada de los vientos.

Variables utilizadas por los meteorólogos y climatólogos para poder medir la gravedad de daños debe ir más allá que en la velocidad de los vientos. Debe incluir la duración del sistema en tierra y las marejadas ciclónicas. A eso se le añade el tamaño del ciclón. "El tamaño cuenta: Katrina, Rita, Ike- todos ellos tocaron tierra siendo Categorías 2 ó 3, pero recuerden el daño que causaron. Obviamente una categoría no describe exactamente el impacto".

La transición para un "pronóstico de impacto" comenzó el año pasado cuando el Centro Nacional de Huracanes simplificó la escala de huracanes Saffir-Simpson y la renombraron como la escala de vientos huracanado Saffir-Simpson. Este cambio envolvió quitar el tomar en cuenta la presión barométrica, así como los estimados de inundaciones y marejadas ciclónicas en los estimados para categorizarlos. Estos factores, entre otros, ahora se estiman por separado. En 2009, el Servicio Nacional de Meteorología comenzó a usar los nuevos modelos de proyección que proveen unos estimados de daños en marejadas ciclónicas que abarcan entre los 0.6 a 7.6 metros (de 2 a 25 pies).

La historia nos ha mantenido adivinando acerca de dónde o cuándo será el próximo gran ciclón tropical que impacte en las costas del Atlántico o el Pacífico de los Estados Unidos. Y de los ciclones más devastadores de siempre, existen opiniones divididas. Algunos dicen que fue Gilbert en 1998, otro oficial respondió que Camille en 1969, mientras Allen en 1980 y Wima en 2005 han sido los más potentes por otra gran parte de los científicos.

Fuente: Scientific American