sábado, 9 de mayo de 2015

Una #compañía #israelí creó una #batería para #autos que se carga en solo cinco minutos

En Israel, la empresa “StoreDot” desarrolló una batería para autos eléctricos que tarda solo cinco minutos en cargar por completo ya que utiliza una tecnología similar a la implementada en dispositivos móviles (FlashBattery). Y además reduce el costo de consumo en 50 por ciento.

La EV FlashBattery alcanza esta velocidad de carga tan sorprendente gracias a la implementación de nuevos materiales desarrollados por StoreDot, compuesta por miles de celdas montadas en un único módulo de batería.

Este avance tecnológico en materia de desarrollo sostenible proporciona 480 kilómetros de autonomía para el automóvil.

Los beneficios de este desarrollo son un menor tiempo de carga en las estaciones de servicio y un costo menor para el propietario del automóvil.

Fuente: Itón Gadol y Unidos con Israel

viernes, 8 de mayo de 2015

Ola de #erupciones #volcánicas en el #mundo, ¿movimientos planetarios a gran escala?

Abril, “el mes más cruel”, fue un mes de poderosa actividad volcánica, especialmente luego de la triple erupción del volcán Calbuco en Chile, que desplazó a miles de personas en dicho país y en Argentina. 

El volcán Calbuco, de 2 mil metros de altura, hizo erupción por primera vez en 42 años. Su erupción es considerada la más fuerte desde 1991, cuando ocurrió la erupción del Monte Pinatubo en las Filipinas. Aquí puedes leer un artículo sobre cómo esta erupción afecta el clima del planeta.

Si bien hay que recordar que muchos volcanes se encuentran en estado de erupción por largos períodos de tiempo con cierta intermitencia, el número de erupciones recientes es un poco inusual. A esto se le suma el fuerte terremoto en Nepal, lo que hace que algunas personas se pregunten si existe un efecto telúrico global o tal vez, alguna influencia de tormentas geomagnéticas. Para la ciencia esto solamente es una coincidencia.

Una posible explicación que fue esbozada anteriormente tiene que ver con pequeños cambios en la velocidad de la rotación del planeta, los cuales podrían producir actividad volcánica. Otros creen que podría tener que ver con cambios climáticos (lo cual es un loop de retroalimentación, puesto que las erupciones también causan cambios climáticos).

Claro que esta visión no dejará muy satisfecha a la mayoría de las personas; sin embargo, quizás sea oportuno recordar lo que decía Marsilio Ficino, el maestro de los Medici en el Renacimiento: que los astros no son causa, sólo son signo.

Este 30 de abril se reportó una erupción volcánica submarina en la costa oeste de Estados Unidos, cerca de Oregon, formando una nueva fractura y flujo de lava. Esta zona del planeta había estado un tanto “excitada” con reportes de terremoto en los últimos días y erupciones en California y Nevada.

En Hawai, el volcán Kīlauea está en erupción y por primera vez desde 2008 el lago de lava en la cima se ha empezado a derramar, colocando en estado de alerta a la población. Fuertes explosiones y fumarolas de más de 5km se han presentado en los últimos días en el volcán Sakurajima, en Japón. El volcán Colima hizo erupción a principios de abril.

Otros volcanes que han entrado en estado de erupción la última semana son el Aso, el Nevado del Ruiz, el Turrialba, el Fuego y el Stromboli, cuyo desarrollo puedes seguir en nuestra página.

(Fuente: pijamasurf.com y Alerta Catástrofes)

miércoles, 6 de mayo de 2015

#NASA: El #terremoto en #Nepal alteró la #atmósfera de la Tierra

El terremoto en Nepal no sólo se ha cobrado la vida de más de 7.500 personas, ha dejado a más de 14.000 personas heridas y ha destruido ciudades enteras, sino que ha influido en la atmósfera de todo nuestro planeta, afirma la NASA.

Datos de un 'software' desarrollado por el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, revelan que el terremoto que sacudió a Nepal el 25 de abril creó ondas de energía que penetraron en la atmósfera superior de la Tierra, perturbando la distribución de los electrones en la ionósfera, la región de la atmósfera situada entre unos 60 a 1.000 kilómetros sobre la superficie de la Tierra. Dichas perturbaciones han sido detectadas gracias a las señales trasmitidas por el sistema GPS y han sido recibidas por un receptor situado cerca de Nepal.  

Como resultado, han sido registrados ciertos cambios en la ionósfera que están siendo investigados por el momento, del mismo modo que se examinan otros riesgos naturales, tales como erupciones volcánicas o tsunamis. Los científicos consideran que los datos que poseen, les pueden ayudar a desarrollar modelos nuevos de propagación de ondas, que podrían formar parte de futuros sistemas de alerta temprana contra los tsunamis y otros desastres naturales, difíciles de detectar o predecir. 

Fuente: RT en Español


martes, 5 de mayo de 2015

El Evento de #Carrington: La super #tormenta #solar de 1859

La tormenta solar de 1859, conocida también como evento Carrington por el astrónomo inglés Richard Carrington, primero en observarla, es considerada la tormenta solar más potente registrada en la historia. En el año 1859 se produjo una gran eyección de masa coronal o llamarada solar. A partir del 28 de agosto, se observaron auroras que llegaban al sur hasta el Caribe

El pico de intensidad fue el 1 y 2 de septiembre, y provocó el fallo de los sistemas de telégrafo en toda Europa y América del Norte. Los primeros indicios de este incidente se detectaron a partir del 28 de agosto de 1859 cuando por toda Norte América se vieron auroras boreales. Se vieron intensas cortinas de luz, desde Maine hasta Florida. Incluso en Cuba los capitanes de barco registraron en los cuadernos de bitácora la aparición de luces cobrizas cerca del cenit. En aquella época los cables del telégrafo, invento que había empezado a funcionar en 1843 en los Estados Unidos, sufrieron cortes y cortocircuitos que provocaron numerosos incendios, tanto en Europa como en Norteamérica. Se observaron auroras en zonas de latitud media, como Roma o Madrid, incluso en zonas de baja latitud como La Habana y las islas Hawái, entre otras.

En las Islas Baleares encontramos una referencia en el Diario de Menorca.

Anteayer a hora avanzada de la noche vio una persona fidedigna dos auroras boreales, que si bien eran más diminutas que la que vimos años atrás no dejaron de causar un efecto maravilloso. - J. Hospitaler, Diario de Menorca - Año 2 Número 237 (04/09/1859)

Fue la interacción más violenta que nunca se ha registrado entre la actividad solar y la Tierra. La acción del viento solar sobre la Tierra el año 1859 fue, con diferencia, la más intensa de la que se tiene constancia. El día 28 de agosto aparecieron numerosas manchas solares, y entre los días 28 de agosto y 2 de septiembre se declararon numerosas áreas con llamaradas.

El 1 de septiembre el Sol emitió una inmensa llamarada. Sólo diecisiete horas y cuarenta minutos después, la eyección llegó a la Tierra con partículas de carga magnética muy intensa. El campo magnético terrestre se deformó completamente y esto permitió la entrada de partículas solares hasta la alta atmósfera, donde provocaron extensas auroras boreales e interrupciones en las redes de telégrafo, que entonces estaba todavía muy poco desarrollado.

La llamarada de Carrington

A veces, se habla de la llamarada de Carrington debido a que este científico hacía unos bocetos de un grupo de manchas solares el jueves primero de septiembre debido a la dimensión de las regiones oscuras, cuando, a las 11:18, se dio cuenta de un intenso estallido de luz blanca que parecía salir de dos puntos del grupo de manchas. Quiso compartir el espectáculo con alguien pero no había nadie más en el observatorio. 

Diecisiete horas más tarde una segunda oleada de auroras boreales convirtió la noche en día en toda Norte América hasta Panamá. Algunos ejemplos ilustran la magnitud de este hecho: se podía leer el periódico bajo la luz entre roja y verdosa de las auroras, mientras que los mineros de oro de las Montañas Rocosas se levantaron y merendaron de madrugada, creían que el Sol salía detrás de una cortina de nubes. A la sazón había muy pocos aparatos eléctricos, pero los pocos que había dejaron de funcionar, por ejemplo, los sistemas telegráficos dejaron de funcionar en Europa y Norte América.

Imagen del Sol donde pueden verse en la parte inferior unas manchas solares.

Si la *tormenta de Carrington no tuvo consecuencias brutales fue debido a que nuestra civilización tecnológica todavía estaba en sus inicios: si se diese hoy los satélites artificiales dejarían de funcionar, las comunicaciones de radio se interrumpirían y los apagones eléctricos tendrían proporciones continentales y los servicios quedarían interrumpidos durante semanas. Según los registros obtenidos de las muestras de hielo una llamarada solar de esta magnitud no se ha producido en los últimos 500 años, aunque se producen tormentas solares relativamente fuertes cada cincuenta años, la última el 13 de noviembre de 1960 (54 años).

Causas

La gran tormenta de 1859 fue precedida de la aparición, en el Sol, de un grupo numeroso de manchas solares cercanas al ecuador solar, casi en el momento de máxima actividad del ciclo solar, de una magnitud tan grande que se podían ver a simple vista, con una protección adecuada. En el momento de la eyección de masa coronal el grupo de manchas estaba frente a la Tierra, aunque no parece que sea necesaria tanta puntería, cuando la materia coronal llega a la órbita terrestre abarca una extensión de 50 millones de kilómetros, miles de veces la dimensión de la Tierra.

La intensa llamarada de 1859 liberó dos eyecciones de materia coronal: la primera tardó entre 40 y 60 horas para llegar a la Tierra (tiempo habitual) mientras la segunda, liberada por el Sol antes de que se llenase el vacío dejado por la primera, solamente tardó unas 17 horas para llegar a la Tierra. La primera eyección iba acompañada de un intenso campo magnético helicoidal, según los datos de los magnetómetros de la época. Esta primera etapa quedó registrada en los magnetómetros de superficie como un inicio brusco de actividad, pero no tuvo otros efectos. Al principio apuntaba al norte, pero después de 15h en lugar de reforzar el campo terrestre se oponía al campo mencionado. Esta oposición liberó gran cantidad de energía, que comenzó a interrumpir las comunicaciones telegráficas y formar auroras boreales, hasta pasados uno o dos días, en que, una vez que el plasma pasó más allá de la Tierra, dejó que el campo magnético de la Tierra volviese a la normalidad.

La llamarada de Carrington del primero de septiembre debió tener temperaturas de 50 mega kelvin, por lo que es probable que no sólo emitiera radiación visible, sino también radiación gamma y rayos X. No hay noticia de la observación de una llamarada solar más brillante. La radiación solar sólo tarda unos 8 minutos y medio en llegar a la Tierra y si hubiera habido aparatos de radio y de onda corta en ese tiempo deberían de haber quedado inutilizados. La energía de los rayos X calentaron la atmósfera alta de la Tierra, lo que produjo su expansión entre decenas y cientos de kilómetros.

Como ya se ha mencionado se produjo una segunda ráfaga de viento solar. En el momento del impacto con la Tierra de esta segunda llamarada el campo magnético del plasma apuntaba hacia el sur, con lo que el caos geomagnético no tardó en manifestarse: la magnetosfera terrestre que suele estar a unos 60.000 km de la Tierra fue comprimido hasta llegar a unos 7.000, hasta alcanzar, quizá, la estratosfera. Cuando el cinturón de radiación de Van Allen desapareció temporalmente gran cantidad de protones y electrones se descargaron hacia la atmósfera, lo que podría haber sido la causa de las auroras boreales observadas.

La llamarada solar y la fuerte eyección de materia coronal aceleraron los protones hasta energías de 30 millones de electronvoltios si no aun mayores, lo que hizo que estas partículas entrasen, en el ártico, hasta unos 50 kilómetros de la superficie terrestre y que estas partículas depositasen una cantidad extra de energía en la ionosfera que, según Brian C. Thomas de la Universidad de Washburn desencadenó una reducción del ozono estratosférico de un 5%, y que tardó unos 4 años para recuperar lo que se había perdido. Una gran "lluvia" de neutrones pudo abarcar la superficie de la Tierra, pero, debido a que en aquel tiempo no había detectores, no se pudo registrar, y parece no tuvo consecuencias para la salud.

Mientras las auroras se extendían desde las latitudes altas, que les son propias, hasta otras más bajas, las corrientes eléctricas de la ionosfera y de las mismas auroras indujeron corrientes intensas a través de los continentes, y que entraron en los circuitos de telégrafo y que llegaron a quemar algunas estaciones y produjeron electrocuciones.


Tormentas solares y la era de las comunicaciones

Una tormenta solar de esta magnitud tendría graves consecuencias para la civilización actual. Los rayos cósmicos erosionan los paneles solares de los satélites artificiales y reducen su capacidad para generar electricidad. Muchos satélites de comunicaciones, por ejemplo la ANIK E1 y la E2 en 1994 y Telstar 401 de 1997 han resultado dañados por este motivo. Un caso un poco diferente se debe a la expansión de la atmósfera por los rayos X que produjo daños al Asko japonés el 14 de julio de 2000.

Los satélites artificiales han sido diseñados específicamente para evitar las calamidades del clima espacial, pero las redes eléctricas son incluso más frágiles. Los grandes transformadores están conectados a tierra y, por tanto, pueden ser susceptibles de ser dañados por las corrientes continuas inducidas por las perturbaciones geomagnéticas y aunque los transformadores evitasen la destrucción de los núcleos magnéticos se podrían cargar durante la mitad del ciclo de corriente alterna, lo que distorsionaría la forma de las ondas de 50 o 60 Hertz.

Para 1859 apenas se habían cumplido 15 años de la invención del telégrafo y la infraestructura eléctrica estaba realmente en su infancia en los países desarrollados, y prácticamente no existía en el resto del mundo. La tormenta solar de 1994 causó errores en dos satélites de comunicaciones, afectando a los periódicos, las redes de televisión y el servicio de radio en Canadá. Otras tormentas han afectado sistemas desde servicios móviles y señales de TV hasta sistemas GPS y redes de electricidad. En marzo de1989, una tormenta solar mucho menos intensa que la perfecta tormenta espacial de 1859, provocó que la planta hidroeléctrica de Quebec (Canadá) se detuviera durante más de nueve horas; los daños y la pérdida de ingresos resultante se estiman en cientos de millones de dólares.


Como señala una página web de la Universidad George Washington "la meteorología espacial, que es el resultado de los rayos X y de partículas de alta energía del Sol que interactúan de manera compleja con la Tierra, atmósfera y campo magnético, a menudo afectan a los modernos sistemas tecnológicos negativamente (por ejemplo, satélites, la red eléctrica, la radio), causando pérdidas económicas y sociales en las latitudes altas de la Tierra, como el norte de Estados Unidos, Canadá, Escandinavia y Rusia, que están en particular riesgo porque los campos magnéticos convergen en estas regiones ".

Fuente: WikiPedia