Miles de animales respiraban el martes las tóxicas cenizas del volcán Calbuco y caminaban hambrientos sobre piedrecillas volcánicas, y si sus dueños no los sacan pronto de la zona de erupción del volcán Calbuco, podrían ser llevados por aluviones que bajarán a gran velocidad desde el cono del volcán.
Las autoridades aún están haciendo catastros y carecen de cifras, pero se sabe que los daños se extienden a la agricultura, a la piscicultura y especialmente a la ganadería.
Los pronósticos del tiempo esperan unos 20 milímetros de agua entre jueves y viernes, lo que según los expertos del Servicio Nacional de Minería y Geología ocasionarían lahares secundarios, es decir, aluviones que arrastrarían gran cantidad de cenizas por las laderas del volcán que usan los cauces de los ríos para tomar velocidad y arrastrar todo a su pasado.
La primera y segunda erupción del Calbuco, registradas el miércoles y jueves, desprendieron 210,000 millones de toneladas de cenizas sobre localidades y ciudades cercanas al coloso de 2,000 metros de altura. Algunos aluviones iniciales ya arrasaron con algunos puentes y caminos.
Rodrigo Lavín, presidente de los agricultores de la provincia de Llanquihue, dijo a The Associated Press que "la zona fue muy afectada desde el punto de vista agrícola. "Va a ser muy difícil que se pueda recuperar al menos dentro de un año", agregó.
Precisó que se está habilitando un predio en el sector de Puerto Varas, 1.000 kilómetros al sur de la capital chilena, "porque en esas condiciones (los animales) no se pueden mantener".
"Están prácticamente sin comida, la pradera dejó de existir. Están caminando sobre 40, 50 centímetros de piedra volcánica, con cero alimento, excepto lo que puedan haberle botado sus dueños", se lamentó.
La zona centro sur chilena, antes de la erupción de los volcanes Villarrica y Calbuco, sufrían una severa sequía, que llevó a los dueños de miles de animales a alimentarlos con el forraje que normalmente se guarda para el invierno, por lo que la comida ya escaseaba antes de este desastre.
Emir Jadue, de la Cámara de Comercio y de Hotelería de Puerto Varas, dijo que visitaron la zona de Río Blanco, cerca del volcán, y coincidió con Lavín en que "ya no es posible mantener animales en ese sector".
"Nos va a afectar bastante. Hemos estado tratando de hacer un catastro y estamos hablando de unos $600 millones de dólares y con una baja del 50% en la hotelería en la región", se quejó Jadue.
"Esto está basado en un catastro a través de los socios... es una cifra estimativa", añadió. Dijo que "recién ahora el gobierno está comenzando a tomar medidas paliativas."
"Nosotros tenemos tres caballos, no sabíamos dónde estaban. Ayer aparecieron, estaban flacos, sedientos", contó a la AP Patricio González, gerente de un restaurante de Ensenada, pequeña localidad a sólo 15 kilómetros del volcán, el primero en ser evacuado hace seis días.
Sobre las ovejas, relató que"hay muchas otras personas que tuvieron que faenarlas porque hay perros que se juntaron en jaurías y comenzaron a matarlas".
El director regional de la oficina nacional de emergencia, Alejandro Vergés, advirtió el martes que nadie podrá ingresar a los 20 kilómetros de exclusión en torno al volcán a partir del jueves, para resguardar la seguridad de las personas.
Ema Budinich, gerente de estudios de la Sociedad Nacional de Agricultura, señaló que aún "no hay estimación de costos" y que en la región de Los Lagos las áreas más afectadas están dentro de la zona de exclusión, pero "este daño se ha ido expandiendo porque las cenizas del volcán se han ido difundido con los vientos". Agregó que en el área también se concentra la mitad de la producción lechera del país. En 2014 se produjeron 950 millones de litros de leche, equivalentes a 346 millones de dólares.
Budinich precisó que las cenizas ya han alcanzado otras tres regiones, entre ellas La Araucanía, 790 kilómetros al sur de Santiago, donde también afecta la ganadería.
Según cifra oficiales, se han sacado de la zona unas 5.000 cabezas de ganado.
La erupción alcanzó con fuerza a la piscicultura, dijo Eduardo Aguilera, director regional del Servicio Nacional de Pesca, precisó a la AP que 11 centros fueron afectados, en los que había 37 millones de peces y 20 millones de ovas, de los cuales se perdieron 20 millones de peces y la mitad de las ovas. Aunque no tiene estimaciones en dinero, dijo que las pérdidas representan sólo un 3% del total de la producción anual de Chile.
Sobre los efectos de la erupción en los pescadores artesanales tampoco hay cifras oficiales.
Especialistas en suelos no esperan que de ninguna manera se recuperen los terrenos y menos los pastos antes de un año. Por ahora los lugareños tendrán que acostumbrarse a mirar un paisaje plomizo.
Fuente: El Nuevo Día
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